Libre albedrío
- Jennifer Gómez
- 7 ago 2017
- 2 Min. de lectura

Estoy segura que has escuchado seguido que “Dios nos dió libre albedrío”. Pero ¿tienes claro lo que eso significa?
Dios te invita a escucharlo y vivir en su presencia, dicha invitación no tendría sentido, y hasta sería cruel, si carecieras de libertad para elegir. Por ello es que en lugar de obligarte a obedecerlo, te pide con amor y paciencia que lo sigas.
Dios no es el responsable de todo lo que pasa en este mundo, él nos creó llenos de luz, amor y magia. Lo puedes notar en un bebé recién nacido, pareciera que brilla y emana una luz muy pura y de una vibración muy elevada.
Nuestro “libre albedrío” es el que nos permite rechazar esa luz, ese amor y esa conexión que tenemos con Dios y el Universo.
Muchas veces, cuando algo “malo” nos pasa, le reclamamos a Dios “¿Por qué permites que esto me pase a mi? o ¿Por qué me pasa a mi?, su respuesta siempre va a ser: “Yo te mandé luz, tú eres el que decidió que eso te pasara, ya sea por las lecciones que deseas aprender o porque aún te estás aferrando a algo”.
Ojo, que muchas veces, a lo que nos aferramos es a tener la razón, y entonces confabulamos en contra nuestra para “demostrarnos” que en efecto todo lo malo nos pasa a nosotros.
Es como cuando tus papás te decían “no corras por ahí porque te puedes caer”, tu decidías ignorarlos y al poco rato te caías. Sería injusto culparlos de lo que te pasó, ¿no te parece?. Ellos te advirtieron del peligro, pero no les correspondía ir por ti, tomarte de la malo y evitarte la caída. Porque de otra forma, jamás aprenderías la lección y el riesgo que había al correr por ahí.
Todo padre quiere lo mejor para sus hijos, pero son los hijos los que deciden qué camino tomar. Y los padres deben respetar esas decisiones, aunque a ellos nos les parezcan las o más adecuadas para su futuro.
Le exigimos mucho a Dios, sin comprender que él al darnos libre albedrío nos permitió elegir qué camino, qué decisiones o qué acciones tomar. Y ni siquiera por ser Dios, se permite romper esa regla.
Así mismo pasa con los Ángeles, Arcángeles, Guías y otros seres de luz, si no les pides su ayuda y si no les permites involucrarse abiertamente en tu vida, entonces no podrán hacerlo. Siempre estarán a tu lado, pero más en modo silencioso, respetando tu espacio y tu decisión de no escucharlos.
Tu presente y futuro dependen de ti, aunque sin duda pueden ser mucho más sencillos si permites a los Ángeles y a Dios entrar a tu vida y guiarte a través de sus consejos y palabras de amor.
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